lunes, 18 de diciembre de 2017

MILES DAVIS, Tutu: La última obra maestra de un genio de la música universal...


Luego de trabajar durante treinta años para Columbia Records, Miles Davis decidió cambiar de compañía discográfica y pasó a Warner. Corría el año 1985 y el legendario trompetista estaba buscando la forma de dar un nuevo volantazo creativo, una vuelta de tuerca más a las que ya había dado en su magistral carrera, en donde siempre persiguió nuevas sonoridades.

Como sabemos, durante toda su carrera, Davis supo rodearse de extraordinarios músicos, a los cuales sabía perfectamente como extraerles su mayor potencial sonoro e interpretativo. Desde su afamado quinteto de mediados de la década del cincuenta, con los saxos geniales de John Coltrane y Cannonball Adderley, pasando por sus distintas formaciones de las dos décadas siguientes. Bajo la tutela de Miles pasaron músicos de la talla de Bill Evans, Herbie Hancock, Wayne Shorter, Chick Corea, Dave Holland y Keith Jarrett, solo por nombrar algunos, los cuales lograron una afamada carrera solista a posterior.

En el caso de su primer trabajo en Warner, el productor sería el multiinstrumentista Marcus Miller, quien ya había tocado junto a Miles a principios de los ochenta. Por supuesto, ahora la historia era diametralmente opuesta: Miller pasaba a estar al mando y debía darle las órdenes a Miles, lo cual no era una tarea sencilla. La mayor parte de la música de este álbum, provisoriamente intitulado Perfect Way, sería compuesta por Miller, bajo la supervisión de Miles, y se incluyeron algunos arreglos del pianista George Duke, por sugerencia de Tommy LiPuma, productor de Miles en Warner. Una vez avanzado el proyecto, se decidió que el disco tuviera como título Tutu, en homenaje al sacerdote sudafricano Desmond Tutu, ganador del Premio Nobel de la Paz en 1984, por su incansable lucha contra el Apartheid.

Para la grabación del álbum no fue necesario contar con una banda en el estudio, ya que el propio Miller, con ayuda de Jason Miles, se encargó de programar la mayoría de los teclados y sintetizadores, que sirvieron de bases sobre las cuales Miles volcaría sus pasajes melódicos y las improvisaciones de cada pieza. Irónicamente, Tutu terminaría siendo uno de los más polémicos trabajos del trompetista, ya que para los puristas del jazz, estos nuevos sonidos programados y electrónicos no formaban parte de la esencia del jazz, donde el baterista debía tener cierto groove para tocar, mientras que las máquinas le daban una textura más gélida a las composiciones.

El disco comenzaba con la pieza que le daba título, “Tutu”, en donde se destacaba el bajo de Marcus Miller y una perfecta melodía, en donde Miles -con los arreglos orquestales programados de los sintetizadores- desarrollaba una pieza alegre y melancólica a la vez. En “Tomaas”, el único tema del álbum compuesto por Miller y Miles, se destacaba el diálogo de la trompeta Harmon de Miles pregrabada, junto al saxo soprano de Miller. Por su parte, “Splatch” fue el tema de más bailable y pegadizo del disco. Más tarde llegarían las versiones de dos temas de George Duke: “Backyard Ritual” y “Perfect Way”, que contaban con una estructura de típica canción pop. Por el contrario, al final del disco, Davis daba un volantazo estilístico con la inclusión de dos temas más de Marcus Miller: el pseudo reggae “Don’t Loose Your Mind” y “Full Nelson”, dedicado a Nelson Mandela (que aún era preso político en Sudáfrica), un tributo con ritmo de rock bien marcado.


Por aquella época, Prince -quien admiraba la obra de Miles Davis y también grababa para Warner- envío una cinta con una canción para que sea incluida en el disco, pero fue desestimada, ya que no coincidía con la tónica que la dupla Miller/ Miles buscaban para el disco. De todas formas, Davis siempre admiró la música del genio de Minneapolis.


Hoy, a más de 30 años del lanzamiento de Tutu, se puede decir que quizás este no haya sido el mejor trabajo de Miles, pero, sin dudas, en los años posteriores –y más, luego de la muerte de Davis en 1991- terminaría influenciando a muchos músicos que siguieron la senda de este enorme trompetista y compositor, que siempre se mantuvo experimentando y sin repetir las fórmulas.


Leandro Ruano

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