martes, 18 de octubre de 2016

NIRVANA, In Utero: El preludio del final...



In Utero supuso un inesperado broche de oro para la carrera de Nirvana y quedaría en el recuerdo como el álbum que mostró lo que podría haber hecho el trío si no hubiese muerto Kurt Cobain. Pero, ¿podría haber habido un futuro posible para este músico y esta banda? No hacía falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que el final estaba cerca, a la vuelta de la esquina. Las paranoias y depresiones de Cobain con respecto a la fama, además de sus dolores estomacales crónicos, su adicción a la heroína, y la brutal aceleración de un grupo -que con solamente tres álbumes de estudio inventaron un estilo y una estética en el rock- puso a Nirvana en un callejón sin salida. Incluso, el mismísimo Cobain en un principio quería titular el álbum I Hate Myself And I Want to Die (Me odio a mí mismo y quiero morir), una frase que había aparecido en su diario a mediados de 1992. Justamente, esa era la frase que usaba como él mismo como respuesta inmediata a quien le preguntaba cómo estaba. Aunque Cobain había enfocado este posible título del álbum como una broma, declarando que estaba "cansado de tomarse tan en serio la banda y que todo el mundo lo tomara tan en serio", el bajista del grupo, Krist Novoselic, terminaría convenciendo a su compañero de cambiar el título debido a que temía que la broma se pudiera malinterpretar.

GÉNESIS
 
Luego de la edición de Nevermind había grandes expectativas, tanto del público como la crítica, acerca de cuál iba a ser la siguiente obra maestra de Nirvana. Sin embargo, los integrantes del trío habían decidido que su tercer álbum tenía que ser diferente a su predecesor. Se buscaba un sonido urgente, más natural y áspero, con pocas regrabaciones y pocos trucos de estudio. El marco ideal para expresar los nuevos puntos de vista de Kurt Cobain acerca de su vida personal, vinculados a su casamiento con Courtney Love, la reciente paternidad de su hija Frances, y la nueva y repentina fama de la banda. De ahí la utilización de imágenes médicas en la tapa y en el sobre interno del álbum, con ese maniquí anatómico transparente con alas de ángel superpuestas. El mismo Cobain (un fanático confeso de los libros médicos) diseñó el pólemico collage de la contraportada, que describió como "Sexo y mujer e in Utero y vaginas y nacimiento y muerte", y que consistía en modelos de fetos y partes del cuerpo sobre una cama de flores. Todo para dar cuenta de un mensaje vinculado al inicio de la experiencia  vital y la posterior y definitiva muerte corporal, así como un título implícito: In Utero. Paradójicamente, cerca del final, el rubio compositor parecía regresar al comienzo de la vida. Uniendo los dos extremos. Completando el ciclo.

En lo que respecta a lo musical, Nirvana eligió como productor del álbum a Steve Albini, quien tenía una buena reputación dentro de la escena musical del rock alternativo norteamericano, luego de producir Surfer Rosa (de los Pixies) y Pod (The Breeders). Cobain quería que Albini utilizara en la grabación del disco su técnica de capturar el sonido ambiente natural de una habitación mediante la utilización de varios micrófonos (incluyendo un número considerable destinado a captar la batería de Dave Grohl) algo a lo que los anteriores productores de Nirvana se habían opuesto.

De esta manera, en febrero de 1993, los tres integrantes del grupo se trasladaron junto con Albini al Pachyderm Studio de Cannon Falls, Minnesota para comenzar la grabación del álbum. Las sesiones de grabación comenzaron lentamente, pero se desarrollaron intensamente en su recta final. Al final, luego de dos semanas (una de grabación y otra de mezcla), el álbum estaba terminado. Un disco en donde la banda apenas había hecho descartes, manteniendo prácticamente todo lo grabado en cinta. Todos quedaron muy conformes y felices con el producto final, incluso Cobain, que luego calificó el proceso de grabación como "el más fácil que hemos hecho".

En sí, In Utero era un disco ecléctico en el cual convivían temas durísimos y descarnados como “Rape Me” con emocionantes páginas desgarradoras como “All Apologies”, además de incluir el pop casi beatlesco de “Dumb” o el punk de “Milk It”. Una producción tan áspera como el papel de lija, pero con una calculada sensibilidad que daba cuenta de la accesibilidad que reflejaban las transformaciones experimentadas por Cobain antes de terminar el álbum. 

Para Cobain el disco no era "más duro ni más emocional" que cualquiera de los dos anteriores. Mientras que Krist Novoselic pensaba que los dos singles de  In Utero, “Heart-Shaped Box” y “All Apologies”, eran lo suficientemente accesibles como para resistir el sonido más áspero del resto del álbum.

Varias de las canciones de In Utero habían sido escritas años antes. Algunas incluso se remontaban a 1990, y formaban parte de un largo proceso creativo de Cobain, que incluía su interés por todo tipo de temas más allá de la escena alternativa del grunge. Por ejemplo, en "Frances Farmer Will Have Her Revenge on Seattle" la inspiración para la composición de la letra provino de Shadowland, la biografía de la actriz Frances Farmer, que Cobain había leído en la escuela secundaria; mientras que la canción “Scentless Apprentice” hacía referencia a la novela de terror El Perfume –que años más tarde tendría su versión cinematográfica- cuya trama se centraba en la figura de un aprendiz de perfumista con un sorprendente sentido del olfato, quien había intentado crear el "perfume definitivo" asesinando a varias mujeres, tomando de cada uno de sus cuerpos sus esencias particulares (sus “perfumes”) para luego mezclarlos y poder conseguir la más bella fragancia de la naturaleza. 

Con respecto a la polémica “Rape Me” (Violame), a pesar de las objeciones de las radios a difundirla debido a su título y letra, así como de las quejas de algunos grupos feministas que consideraban sumamente irrespetuoso que un hombre usara con esa libertad una palabra tan fuerte,  Cobain dijo haberla compuesto mucho antes de que sus problemas con la adicción a las drogas se hicieran públicos, por lo que estaba de acuerdo en que la canción pudiera ser interpretada desde ese punto de vista, aunque evidentemente esa no había sido su idea inicial. Con respecto a ésta polémica, en una entrevista dada a la Rolling Stone, declaró: En esencia, traté de escribir un tema que apoyara a las mujeres y tratase el tema de la violación… No es una imagen agradable. Es una mujer que sufre una violación, que está furiosa por la situación… es como si dijera: ´Dale, violame, seguí adelante, porque ya vas a ver´. Yo creo fervorosamente en el karma, y ese hijo de puta al final va a tener su merecido. Lo van a agarrar, va a ir a la cárcel y lo van a violar a él. Así que violame, sí, dale de una vez. Porque a vos te va a pasar algo peor.  

La letra de “Serve the Servants” hablaba de la vida misma de Kurt, tanto de su infancia como de su etapa adulta, así como también una referencia velada con respecto a la conflictiva relación con su padre y al estado mental de Cobain justo en el auge de Nirvana.

La dulce “Pennyroyal Tea” luego alcanzaría su versión definitiva en el disco póstumo MTV Unplugged, editado a fines de 1994, seis meses después de la muerte de Cobain. También tendría su versión unplugged “All Apologies”, otro de los mejores temas de In Utero, escrito en el departamento de Los Angeles que Kurt compartía con Courtney Love, y cuya letra reflexionaba acerca del remordimiento. Sin embargo, al principio, esta canción era un furioso punk en el primer registro grabado por Albini, que luego fue suavizado por Scott Litt, el productor de R.E.M. El otro single, “Heart-Shaped Box”, luego se convertiría en una de las más recordadas canciones del repertorio del trío, en especial por su impresionante video clip, dirigido por Anton Cobijn, que hacía referencia al impactante arte de tapa del disco. El título de esta canción hablaba de una caja en forma de corazón que  Courtney Love le había regalado a Cobain. Sin embargo, el guitarrista originalmente había titulado a la canción “Heart-Shaped Coffin” (¡ataúd en forma de corazón!).

Solamente una canción, “I Hate Myself and Want to Die”, fue suprimida del listado definitivo de In Utero ya que Cobain sintió que ya había demasiadas canciones "ruidosas" en el álbum. Además, en palabras de su autor,  porque sabíamos que la gente no se iba a dar cuenta de que no era nada más que un chiste; se lo iban a tomar muy en serio. Era totalmente satírico, una burla a nosotros mismos. Me consideran un esquizofrénico molesto, quejoso y boleado que se quiere suicidar todo el tiempo. Dicen: ´Nada lo satisface.´ Por eso me pareció un título gracioso. Durante mucho tiempo incluso quise usarlo como título del disco, pero sabía que la mayoría de la gente no lo iba a entender…

RECEPCIÓN

Una vez editado, en septiembre de 1993, el disco fue muy bien recibido por los seguidores del grupo –a pesar de la inicial desconfianza a apoyarlo por parte del sello Geffen Records-, además de ser aclamado por la crítica especializada. Por ejemplo, en la Rolling Stone, el columnista David Fricke escribió que "In Utero es un montón de cosas — brillante, corrosivo, enfurecido y pensativo, la mayoría de ello a la vez. Pero, más que nada, es un triunfo de la voluntad". Otras publicaciones hacían referencia a la música del trío, que estaba “mucho más cerca de ser bella que fea”, además de “celebrar” la aparente intención de Nirvana de “haber dejado, sabiamente, de hacer esa inaudible pesadilla punk rock con que nos acostumbraba".

LEGADO
 
Más de veinte años han transcurrido desde el lanzamiento de In Utero, aquel lejano lunes 13 de septiembre de 1993. Y en todo este tiempo el mundo ha cambiado en forma radical. En lo que a la industria musical respecta, en esa época las compañías discográficas gozaban del boom de ventas del cd, mientras que aún estaba lejana la amenaza de internet y la descarga online de temas, porque ¡ni siquiera existía el mp3! Sin embargo, en las últimas dos décadas no han surgido demasiadas bandas que hayan editados inolvidables álbumes clásicos, salvo por la consolidación de Radiohead, el auge y caída de los grupos que encabezaron el brit pop, la irrupción masiva y comercial de la música electrónica, o la aparición de un par de grupos renovadores de la escena del rock norteamericano como los White Stripes. Lo cierto es que, desde hace varios años, amén del reciclamiento constante y la glorificación de su pasado, sobrevuela entre muchos seguidores de este género musical la sensación de que nada nuevo pasó en el rock, como si se hubiese aletargado el tiempo a partir de ese aciago 5 de abril de 1994 cuando Kurt Cobain se voló la cabeza de un escopetazo.

En resumen, aunque In Utero no haya llegado a las cifras de copias vendidas de Nevermind, no hay dudas que es uno de los últimos álbumes clásicos de la historia del rock. Con respecto a esto, Charles Cross, autor de la biografía de Cobain, dijo -en un artículo publicado en 2003- que  In Utero fue "bastante mejor disco [que Nevermind] y que en diez años parece ser un influyente esparcidor de semillas, a juzgar por las bandas actuales. Si es posible para un álbum que vendió cuatro millones de copias que pasara desapercibido, o subestimado, entonces In Utero es esa perla perdida…

E. A.

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