jueves, 8 de septiembre de 2016

JAMÁS PERDIÓ LA FE EN SU LIBERTAD, entrevista a Andrea Prodan



Foto: Gentileza Los Andes Online
Los caminos de la vida pueden ser planeados o azarosos, o las dos cosas al mismo tiempo, para bien o para mal. En el caso de Andrea Prodan, la suya siempre fue una existencia compleja, que empieza con una herencia familiar muy poco común, con una madre nacida en China, pero de raíces escocesas -al igual que sus dos hermanas-, un padre anticuario, y un hermano, Luca, luego reconvertido en uno de los mayores mitos del rock argentino.
Quizás haya sido justamente este inusual núcleo familiar el que influenciaría de tal forma la vida de este “romano pagano”, que hizo de todo a lo largo de sus 55 años. Primero, cantante, más tarde aspirante a director de fotografía y actor cinematográfico, de nuevo cantante, músico y compositor, además de conductor de un programa de radio…
 En fin, entre tantas idas y vueltas, Andrea tardó bastantes años en encontrar su lugar en el mundo, como ahora habla de su querido Valle de Traslasierra, en Córdoba. Desde allí acepto gustosamente a contestar las preguntas de esta entrevista, en la que recorremos buena parte de la historia personal de este espíritu inquieto, incluyendo jugosas anécdotas de su paso por el mundo del cine, además de su emotivo y visceral recuerdo de Luca.
También aquí, Andrea nos habla de su presente, que incluye su trabajo en Romapagana, su grupo de rock, además de su intención de seguir desarrollando, de aquí a poco, decidido pero sin prisa, su labor solista con la edición de nuevo material discográfico. Sin dudas, una vida en arte y en pleno movimiento.

ENTREVISTA> ¿Cuáles son los primeros recuerdos que tenés vinculados al arte? ¿Qué fue lo primero que te apasionó de chico, la música o el cine?
Creo que desde muy chico no sabía separar al arte de la vida cotidiana. Nací mirando la primera iglesia barroca de Roma (Santa Caterina dei Funari), y mi padre era el coleccionista más reconocido de Arte Chino de Italia, así que nuestra casa siempre fue pensada con el ‘arte’ en un lugar de especial relieve. Desde muy chico escuché música de varios tipos, con prevalencia de la música clásica por el lado de mis padres, y del pop-soul-rock por parte de mis tres hermanos. También fui solista del coro del King’s Canterbury, en la Catedral inglesa y grabé discos a la edad de 11-13 años. Iba “de gira” con el coro por Europa en un micro, como si fuera un rockero celestial, ¡con una bolsita de caramelos ingleses en lugar de drogas! Mi padre había sido productor y director de cine, y mi hermana fue, entre otras cosas, secretaria personal de Jane Fonda en los 60 y 70. Pero lo mío, en la infancia, era ir a ver películas spaghetti western y otras de James Bond en el cine pueblerino de Tarquinia, metido en medio de los silbatos y formando una comunión mística con los otros espectadores, en la oscuridad de la sala. Eso era la magia del cine, antes de la llegada del ‘video’ en sus varias salsas.
Los Prodan en familia...
Entonces, ¿cómo era tu núcleo familiar en relación al arte, tus padres los impulsaban y apoyaban a que realizaran carreras artísticas a vos y tus hermanos?
Mi familia era unida, pero a veces separada por muchos kilómetros… En mi caso, y por ser  “el último”, diría que mi padre ya había dejado atrás cualquier esperanza de ‘pilotearme’ en una dirección. Yo tenía pasta para ser anticuario, sabía varias cosas e instinto en materia de porcelanas Ming o terracotas T’ang, pero mi padre no me indicó este camino. Vio que lo mío era el teatro y la música (esto lo notó gracias al sistema educativo privado británico, siempre muy atento en aprovechar los talentos de sus alumnos), y me dejó fluir… Con mis hermanas mayores su idea era más machista: las quería secretarias, pero fracasó parcialmente ya que Claudia fue traductora simultánea en la ONU, y Michela trabajó en decenas de películas internacionales en la producción y en el ‘set’. El caso de Luca fue un clásico ‘choque de titanes’ entre padre y primogénito, ¡y más durante la revolución del Flower Power! ¡Algo explosivo!  Derrotado por las rebeldías continuas de Luca, mi padre se conformó con verlo escaparse a Argentina en el 1981, aliviado por saber que ahí no había heroína. Nunca escuchó un disco de Sumo.  ¿Su venganza personal? Murió  cinco años después que mi hermano.

¿En la actualidad qué lugar ocupa la música y el cine en tu vida?

Siguen siendo mi alimento, del alma y en lo económico. Aunque lo económico es casi irrisorio en esta época. Vale decir que cuando vivía en Roma, hacía tres o cuatro películas por año, con directores de talla como Gianni Amelio, Peter Greenaway, Bernardo Bertolucci, Liliana Cavani, Emanuele Crialese, y ganaba buena plata. Había dejado atrás mis placeres musicales, ¡porque Roma no tenía nada de rock!  Pero el cine me proponía continuos estímulos, ciertos lujos y viajes. Sin embargo, no tardé mucho en acusar cierto malestar, ya que esto no era lo que yo buscaba… Pero, bueno, cuando todo ‘anda tan bien’ a los ojos de todos, pensás que estás algo loco si no la estás pasando bomba. Además, conocí a tantas estrellas de cine que al conocerlos más íntimamente me mostraban las grietas de una vida triste y solitaria, la típica vida del actor de cine. Por ejemplo, Mastroianni, Gassman, Bruno Ganz, Richard Harris… En fin, la lista es infinita. Y me dije: “¡Yo no quiero terminar así!”
Ahora hago cosas más pequeñas, acá, en Argentina.  Pero las hago con amor, con respeto a los que se embarcan en el proyecto, como en el caso de las películas de Mario Gómez o de Gianfranco Quattrini e Inés Cesar de Oliveira. Por otro lado, mis antojos musicales también son plenamente satisfechos, ya que Romapagana es mi descarga político-social-rockera,  y hago música más íntima y vocal como ‘solista’, además de participar en proyectos ajenos de vez en tanto, como en el caso de The Crabs Corporation, con su homenaje a The Clash.

¿Y cómo se dio el inicio de tu carrera de actor y tu paulatina inserción en la industria cinematográfica?
Mis comienzos como actor son consecuencia de mi formación escolar, en Inglaterra. Pensá que yo era algo rebelde y payaso en el aula. Entonces, ¿qué hicieron? ¡Me enchufaron en las obras teatrales del colegio! Muy práctico. Muy inglés. Lo mismo me pasó en la universidad. Hice teatro ‘under’ en Roma, pero mi verdadero objetivo, al abandonar los estudios, fue ser director de fotografía, en cine. Porque, como ya te mencioné, fui cinéfilo desde siempre, y me fascinaba el oficio del director de fotografía con su mezcla perfecta entre arte y artesanía técnica. Néstor Almendros, Giuseppe Rotunno, Sven Nytkvist, Gordon Willis, estos eran los nombres de mi firmamento de artistas que influyeron en mi idea de querer aprender esta profesión. Ellos fueron los hombres que les dieron un estilo visual a Truffaut,  Fellini, Bergmann y Coppola.  Así que me presenté en Túnez, en el set de filmación de Anno Domini (1984), una mini-serie escrita por Anthony Burgess, y protagonizada por Susan Sarandon, James Mason, Ava Gardner, etc. Ahí le pedí al gran director de fotografía Ennio Guarnieri (quien trabajó con Pasolini, Fellini y Zeffirelli) que me tomara como asistente de cámara. Mi soltura en inglés e italiano me ayudaron mucho. Finalmente, trabajé por él por tres años. ¡Hasta hice Ginger & Fred de Fellini gratis!
No quiero ser pedante, pero terminé actuando en cine porque un encuentro fortuito con Susan Sarandon decidió mi rumbo. Luego vino un casting estresante pero productivo con Liliana Cavani, y ahí comenzó mi vida profesional como actor. Con una suite en el mejor hotel de Viena y un papel co-protagónico en Berlín Affair (1985).  La verdad, estaba algo asustado. Por su parte, Luca era mi fan número uno desde Argentina. ¡Porque él siempre quiso ser actor! Luca tenía a El Portero de Noche de la Cavani entre sus pelis preferidas. En lo que a mí respecta, como actor, los tortuosos e injustos laberintos del camino para ser director de fotografía en Italia quedaron atrás, porque en solo tres años ya había trabajado con gigantes de cine de autor… ¡y me pagaban! Pero, lo que extrañaba y necesitaba, ¡era la libertad del rock!

¿Y cómo fue codearte con tantas figuras, y empezar a trabajar con varios directores y actores que eran tus ídolos de chico? ¿Cómo lo viviste?
Mi primer papel en el cine como el futuro emperador Britannicus, hijo de Claudio, me tenía actuando con Ava Gardner y Fernando Rey.  Por cosas como estas creo que lo surreal me ha perseguido en toda mi vida. Imaginate, que, un par de años más tarde, se da mi primera aparición en un escenario de Argentina -o casi- nada menos que en el Estadio River, ante 70 mil personas, cantando “No Tan Distintos” (de Sumo) al final del show de Las Pelotas y antes de los Rolling Stones. ¿Me explico? ¡Cosas raras! Pero crecí rodeado de gente interesante gracias a mi familia. Mi padre le vendía arte chino al Rey de Suecia, al de Grecia y a (Henry) Kissinger; también a actores de renombre. Mi hermana llevaba a casa a Grace Jones, Robert De Niro, Peter Fonda y Dennis Hopper. ¡Y ni hablar de la cornucopia de personajes “desconocidos” y maravillosos!
¿Cuáles son tus ídolos actuales en el cine?
No creo tener ídolos, ¡porque prefiero no sentirme esclavo de esto! Pero sin duda me fascinaron siempre los trabajos de Tarkovskj, Kurosawa, Fellini, Orson Welles, Kubrick, Buñuel, y… ¡el Correcaminos! Hoy en día me fascinan los buenos documentales como Man on Wire, y el cine chico de cada rincón del planeta. Me parece que ésta no es la época de los grandes en la Industria del cine. Y tampoco en el rock.

Recién nombraste un par de directores favoritos, ¿y cuáles son tus filmes preferidos?

Gracias por preguntar. Un lujito. Bueno, L’Atalante , de  Jean Vigo; This is Spinal Tap , de  Rob Reiner; Dramma della Gelosia , de  Ettore Scola; Solaris,  de  Andrej Tarkovskj; Papá está en viaje de negocios, de  Emir Kusturica; El Enigma de Kaspar Hauser , de  W. Herzog; Polyester , de  John Waters… También me gustan mucho varios “momentos” de la filmografía de Federico Fellini.

Volviendo a tu labor actoral, ¿cómo analizás a la distancia tu participación en películas como
The Berlin Affair, Good Morning Babylon, El Vientre de un Arquitecto, Nowhere, La Entrega o El Jardín Primitivo?
Mirá, cada película ha aparecido de un modo sorprendente, “místico”, en mi vida. ¡De verdad! Este sería el único análisis que podría hacer… Y me empecé a dar cuenta de esto, más o menos, en la quinta película en la que trabajé.
Todo esto viene a cuento de que aunque he trabajado en unas cuarenta películas, cada vez que un guion caía en mis manos, mi mandíbula se caía del asombro. Porque siempre las temáticas de los guiones tenían que ver en modo realmente asombroso con el momento específico de mi actualidad. Solo después de conocer bien el I-Ching he notado que estas “casualidades” no eran tan insólitas. Los mensajes venían como subrayando aspectos de mi vida, direcciones para tomar o esquivar… ¿Estoy loco? Sin embargo, han sido demasiadas las coincidencias. Así que nunca he visto la mía como una ‘carrera’ de actor, pero sí como una oportunidad única de meterme en la piel de otro ser humano (ya sea un cafisho búlgaro en la reciente El Puente,  el bíblico Lot en Abraham, o el de Ettore Majorana, el físico nuclear genial y desaparecido en I Ragazzi di via Panisperna) e intentar comprender de que se tratan estas vidas. Es un asunto de locos, un juego peligroso. Si no estás bien ‘anclado’ la corriente te puede llevar, y dejarte en alta mar. Esto es un poco lo que me pasó a mí tras años de ‘cambio de personalidad’. Afortunadamente, Argentina me dio la maravillosa oportunidad de re-crearme a mí mismo. De limpiar. De volver a empezar.

¿Y qué es lo que más te atrae en la actualidad, la actuación o la dirección?
Desde hace muchos años me encuentro con gente que me pregunta: “¿Cuándo vas a dirigir?”
Primero: ¡Yo quería actuar! Es verdad que, como una vez me dijo Susan Sarandon, un actor tiene mucha suerte si llega a contar con unas tres buenísimas películas o papeles en toda su vida. Porque es un trabajo lleno de esfuerzo y esperanzas que, casi siempre, ¡termina en algo mucho menos grandioso de lo soñado! Pero, en Italia por lo menos, hay una especie de ley no escrita que para ser ‘tomado en serio’ un actor tiene que aspirar a ser director.
Los directores de cine me despiertan una mezcla de admiración y respeto, y de miedo. En muchos casos son unos mitómanos. Chamuyeros. Psicóticos. ¡Raramente son seres humanos ‘normales’!
Quizás debido a esto, desde el 1998 estoy filmando un documental sobre Piero Stamij, mi legendario personaje cineasta búlgaro. Sus comienzos en el cine de animación en los años 50 y como su sucesivo pasaje al cine convencional determinaron un estilo altamente personal. Y como su modo de relacionarse con actores y equipo son, de paso, nada menos que singulares. Stamij es una mezcla entre Werner Herzog y Tex Avery, y aunque es conocido en pocos círculos algo ‘elitistas’ quien se lo haya cruzado, aunque sea una vez, nunca más se lo olvida. Resumiendo, como director me siento cómodo en el papel de documentalista ya que me permite tiempo y cierta libertad económica. Puedo mirar sin, aparentemente, bajar línea… Pero, como todos ya sabemos, lo que aparenta ser verdad es, muy a menudo, mentira.

HOY, AQUÍ CON ÉL…
 
La última foto con Luca...
¿En qué momento tomaste conciencia de lo grande que era Luca como mito del rock argentino?
Sabía que presenciaba algo fenomenal cuando lo vi al mando de Sumo en diciembre del 1982, en el Café Einstein. Luego, el ‘mito’ se fue forjando en mi ausencia. Me llegaban noticias desde sus casetes de música y palabras. Luego vi los noticieros, leí los diarios cuando falleció…. Pero todo esto es otra cosa.
Lo que a mí me ‘toca’, es el modo en que la gente recuerda a Luca. El cariño, la profundidad con la cual lo supieron, o lo saben entender… El modo en que el sonido de su voz llegó a activar los más recónditos rincones de la sociedad, de los individuos. El “Luca Vive” ya tiene muchos años… y aún sigue sonando. Un milagro de la esperanza, ¿no?

¿Y qué diferencias encontrás entre la Argentina de esos años 80, cuando recién viniste a visitar a Luca, y la actualidad?
En los 80 Argentina era un país muy formal. Duro. Se notaba la paranoia en la calle. Era anticuado y gris (en especial Buenos Aires). El campo, era igual que ahora, pero más sano, claro… Sin pesticidas y VW Amarok.  Todo muy convencional, rígido.

¿En este punto, pensás que Sumo, de haber salido al extranjero, podría haber tenido repercusión  a nivel internacional?

No en su momento. Porque eran para el aquí y ahora… ¡Ahora sí!

¿Alguna vez fantasearon con Luca con la posibilidad de hacer algún proyecto juntos?
No fue ‘fantasía’. Luca me ofreció estar en su banda. Es que yo había tocado el bajo un poquito, en su momento, en una banda en mi universidad en Exeter, Inglaterra. Pero luego escuché a Arnedo, después lo vi en acción, y le dije a Luca: “¡Estás loco! ¡Mira a quién tenés a tu lado!” Por cierto, tuve ganas, y después culpa… Pero, siendo realistas, conocía a Luca muy bien, y sabía que él era un planeta con una fuerte gravedad  -destructiva aunque divertida-, y ser su satélite no era para mí. Además yo amaba muchísimo al cine, y desde mis comienzos tuve mucha suerte como actor, y antes, como técnico, como dije antes. Y Luca me envidiaba mucho, ¡porque siempre quiso ser actor! Así que nunca se dio un proyecto juntos. Cosas de la vida.

¿Qué opinás acerca de todos los libros, películas y documentales dedicados a la figura de Luca? ¿Tenés alguno preferido?
El libro de Pettinato es muy perspicaz, y quien conoce solo al Petti showman de la tevé podría sorprenderse frente a la sensibilidad escondida atrás de este ‘personaje’ tan glamoroso. Él comprendió varios aspectos de Luca que a veces no se evalúan acá. El libro de Polimeni es más biográfico, y además recoge varios artículos de la época. Luca, el documental de Rodrigo Espina es una peli muy valiosa, hecha con amor y verdad. El amor para el sujeto es algo que raramente se nota en un documental. Acá sí, y no solo de parte de su director, sino de todos los que participaron. Together, de Jannik Splidsboel, es otro documental, casi un ‘road-movie’ poético-psicoanalítico. Es una peli excelente, aunque retrata más aspectos de toda la familia Prodan que de Luca en sí. Con respecto al film Luca Vive, no lo vi. Sin embargo sé que no valdría la pena hacerlo.
 
Foto: Fernando Boschetti
¿Cuál es tu opinión acerca de cómo era Luca más allá del mito, de todo lo que se habló y se escribió de su figura durante todos estos años? ¿Cómo lo recordás?
Luca era una persona que siempre te llevaba “un poquito más allá” de lo que te hacía sentir cómodo. Con su estilo brillante y natural te llevaba a hacer cosas que te excitaban, pero que siempre estaban algo ‘al borde’. Esto era su plan. Luca era, realmente, un ser que luchaba por la libertad, ¡y por la tuya, también! Podía ser muy agresivo en mostrarte tus miedos, echándotelos en la cara. Pero siempre, creo yo, con amor. Lo hacía para hacerte ver la verdad. Creo que esto se captó muy fuerte en este país que venía de salir de un periodo en que pasó una dictadura tras otra, en donde la gente le mentía a otros -y a sí mismos, claro- desde hacía tanto tiempo. Los mismos héroes del pop/rock local nunca nos convencieron del todo, a Luca y a mí. Charly, Fito Páez, Soda Stereo y muchos otros eran pálidos ejemplos de libertad, arte, verdad. Tan solo copias amaneradas de fórmulas ajenas. Lo careta se ‘vibraba’. ¿Pappo? Él era más auténtico, sí… Y alguno que otro también, pero en general todos hablaban desde lugares algo banales. Luca no. Él era de la verdadera estirpe del rock, así como se conoce al género en Inglaterra o en Estados Unidos, aunque menos de la última. Era un auténtico pensador muy coherente con sus ideas e ideales. La gente más despierta se dio cuenta de esto, y se sigue dando cuenta. En resumen, siempre lo recuerdo divertido, peligroso, ¡y real!

¿Viste que siempre está muy presente la idea del reviente, vinculada al rock y a sus figuras? En el caso de tu hermano, ¿crees que su mito prevalece, y sigue siendo tan actual su obra, porque más allá de los excesos, en el fondo había un hombre ilustrado que tenía muy en claro cuál era el mensaje que quería dar como artista?
Sin querer ya di mi respuesta. Creo que Luca era un verdadero hijo de su época (los tardíos 60), una época que no es la mía…. Él respetaba altamente los ideales de sus mentores (musicales y autorales) y tanto su vida y muerte fueron parte de un cuadro judeo-cristiano de auto-inmolación juvenil, de héroes de la youth culture pronto quemados, como fue el caso de Kerouac, Morrison, James Dean, o (Nick) Drake…. En la actualidad, el mundo está cambiando en modo vertiginoso. Sin embargo, volviendo a mi hermano, su mensaje tardío de “respeto y amor” es muy especial y eterno. Y muy actual. Y su humildad de vida, en la calle, con la gente, todo esto sigue siendo muy actual, y siempre lo será.

¿Tenés alguna anécdota vivida con él que te venga siempre a la memoria?
Varias. En este momento recuerdo mucho cuando un día sacó el pequeño jeep de mi madre de nuestra propiedad en Tarquinia, en el campo italiano, y me llevó a hacer una ‘scappatella’ (escapadita) con él al volante, durante un finde en que mis padres no estaban. Tené en cuenta que Luca no sabía manejar. Nunca aprendió. Ese día nos fuimos hasta unos grandes campos de trigo y él aceleró hasta el máximo. Finalmente, el autito volcó, lanzándonos a varios metros de distancia (gracias a Dios). Quedamos llenos de cortes y moretones….Y  no había nadie en un radio de 15 km. Pero no recuerdo el desenlace…. Yo tenía como 7 años, y él 16… Nuestro padre nos dio una penitencia ‘ejemplar’… En fin, fue otro típico cuento con Luca….

¿Es cierto que hubo una idea de que tomaras el lugar de Luca en Sumo, luego de su muerte, o nunca se barajó esa posibilidad como algo concreto?
Cuando Luca falleció viajé con mi madre a Buenos Aires. Ahí estaba toda la banda… huérfana. Nadie sabía qué hacer. Recuerdo que alguien propuso que fuéramos a ‘descargar un poco’, así que fuimos a la sala de ensayo, en El Palomar… Un sótano. Y ahí repasamos todos los temas de Sumo ‘a full’, sin lista, en una verdadera catarsis necesaria aunque impotente. Alrededor del tema 15 ya no tenía más voz…. Fue íntimo y emotivo, y no tenía proyecciones futuras. Luego me volví a Roma. Bastante tiempo después Timmy me preguntó qué planes tenía con la música. Yo notaba cierta curiosidad en él de ver si la posibilidad de volver a reflotar Sumo, o si alguna variación del grupo, se podría dar.  Pero a mí no me cerraba la idea e imagino que a otros tampoco. De hecho, y por una casualidad increíble, volví recién unos siete años después, pero para grabar mí disco solista puramente vocal Viva Voce. Algo muy alejado de Sumo. Yo sigo creyendo que Sumo es un plato ‘único’, con un ingrediente único que se llamaba Luca. Cualquier otra propuesta sería otro plato, otra receta...

¿Cuál es tu opinión de los grupos que surgieron de Sumo? ¿Seguís viéndote con los músicos que acompañaron a Luca en el grupo?
Para mí, Divididos y Las Pelotas son las dos mejores bandas del mainstream discográfico de Argentina. Muy distintas entre ellas, me gustan las dos, aunque se hayan alejado mucho de sus comienzos. Especialmente Las Pelotas, quienes han forjado un estilo propio que nada tiene que ver con Sumo. Lo que pasa es que no tengo al mainstream de las discográficas y de los mega-festivales de empresas como un foco personal de interés. Yo no encuentro estímulos ni sorpresas ahí.
Nuestros encuentros personales son muy pocos y casi siempre casuales. Cosas de la vida, del crecer y de gustos distintos, imagino. Uno no hereda los amigos de sus hermanos por automatismo, ¿no? Sin embargo, hemos compartido momentos buenos.

¿Cuáles son tus álbumes y/o canciones preferidos de Sumo?
Me gustan todos los discos. Todos tienen onda. Mis temas preferidos varían. En vivo me encantaban: “Shut up, Mark!”, “Ha Ha Disco” (¡nunca grabado!), “Mejor no hablar de ciertas cosas”, “Divided by Joy ”¿De los temas que están en los discos?  Me gustan mucho “La gota en el ojo”, “Estallando desde el Océano”, “Ojos de Terciopelo”, “Warm Mist”, “Mula Plateada”, varios reggaes poderosos… Ayyy,  no… ¡Es que son demasiados los temazos! Solo puedo decir que cuando puse “Pinini Reggae” en mi dormitorio de la colimba, en Italia…Todos bailaron, ¡y después me lo pedían todos los días!

UNA INESPERADA GUÍA VOCAL
 
¿Cuál fue la génesis de tu álbum Viva Voce (1996)? ¿Cómo se te ocurrió hacerlo, que te inspiró? ¿Cómo lo grabaste?
¿¡Estás listo para las respuestas?!  Bueno, mi bandita ‘part time’ en Roma nunca ensayaba -ya que las tentaciones de esta ciudad son tantas, que encerrarse en un sótano con músicos es puro masoquismo…-, así que yo mismo grababa las partes de bajo, bata y guitarra con mi voz en cuatro pistas, en casete, ¡y luego se las daba a los músicos para que se las llevan a sus casas, para ensayar! ¡Posta!  Unos años después, el batero, Pino Ferreri, me devolvió un par de aquellos casetes diciéndome que eran geniales. Entonces, cuando decidí parar de actuar por un tiempo, acaricié la idea de hacer un ‘disco vocal’, solo que probé hacerlo en 16 pistas… ¡y era maravilloso! Esto fue en Bologna, y luego me di cuenta que nadie sabía de qué estaba hablando al explicar lo que hacía. Hasta que un día apareció Timmy Mackern. Finalmente, el disco lo terminé grabando en el estudio-casa que Luca y Tim soñaron tener, en Traslasierra. Casi que fue una mística continuidad, sazonada de muchas casualidades.  Pista sobre pista, esos temas ya imaginados ‘en mi cabeza’, fueron registrados. Más tarde, el disco ganó el premio ACE en el 1997 y estuvo entre los discos preferidos de Peter Gabriel, en su página web de Real World Records, ¡por varios meses! Para mí, fue una experiencia singular, un acto de fe y un gran juego-terapia.  Es un disco casi anti-tecnológico, donde hago los efectos (delays, ecos, sintetizadores, etc.) puramente con la voz, sin samples (¡que además eran carísimos en esta época!), y grabando todo en cinta, en tiempo real…. Mis inicios en la música sacra/clásica y mi disciplina me sirvieron para embarcarme en esta locura de 33 días de grabación. Me grabó el sonidista de las Pelotas, el gallego Felix Valls. Es decir, ¡que solo dos personas participaron de la grabación!

¿Encontrás algún paralelismo entre este trabajo y A Capella (1985), el disco de solo voz grabado por Todd Rundgren?
Mirá, unos años después de haberlo hecho estaba  en una disquería de Roma y descubrí ese disco de Todd Rundgren. Justamente, él es un músico del que -casi siempre- amo mucho lo que hace… Así que cuando vi que él había hecho algo parecido, compré el disco, devorado por la curiosidad. Pero me encontré con un L.P. altamente ‘tratado’ a nivel sonoro, con muchos efectos y pedales, con filtros. Es como que se pierde el juego. Ese disco no tiene el coraje de enfrentar el reto. Por lo menos así es como veo la cosa. De cualquier forma, subrayó mis afinidades con Rundgren. Somos de tener muchos gustos similares en la música. Nos gusta la variedad, y el desafío.

¿Y cómo tomaste el elogio que te dedicó Peter Gabriel acerca de Viva Voce?
Aun hoy conservo sus dos cartas con orgullo y amor.
 
¿Hay posibilidades de que grabes otro álbum en un futuro cercano?
Como tengo periodos de explosión creativa que vienen sin forzar, ya tengo muchas cosas grabadas. Sin embargo, como no le doy prioridad a la música, espero. Tengo una familia, hijos, una vida hecha de cosas cotidianas. También tengo a mi banda, que me espera en Buenos Aires. Pero cuando algo me llama a mi garaje, al lado de mi casita en Traslasierra, me dejo sorprender. Después grabo 15 temas en un día y los dejo decantar. Ahora tuve un periodo altamente creativo. He grabado con mi escasa técnica instrumental, pero basándome en mi instinto musical, en mi amor al arreglo, y en algunos casos en la simpleza total. Admiro a Lennon, en especial su época post-Beatles, por sus temas simples y directos. Pero también a los africanos, y a las nursery rhymes  inglesas. En resumen: juego, o digo lo que necesito decir. Las palabras salen, y después las voy puliendo o las dejo así como brotaron. ¡Tiempo después me sorprenden!
Mi idea para un tercer disco está basada en estos temas, en el estado crudo, espontáneo, imperfecto pero vertiginoso y vivo. El momento de la creación, sin retocar. Con el oyente y yo mismo volviendo ahí… A mi garaje en esta tarde otoñal cordobesa, para este fragmento de vida atemporal y llena de fe. Y después también está el segundo disco de Romapagana que nos invita a decidir y descubrir cuál será el rumbo de la banda.

¿Tenés alguna canción preferida escrita por otro que te hubiese gustado componer a  vos?
No. Me gusta el hecho de que la compuso otro. Que sea única.

Recién hablaste de Romapagana. ¿Cómo se originó la banda?
Romapagana tiene 11 años. Nació en mi garaje cordobés (¡ella también!) pero todavía no tenía nombre. Solo eran unos temas entre el folky & el rock. Luego con el encuentro con ‘Rojo’ Limardo (guitarra solista), Diego Segovia (bajo) y Christian ‘Pistón’ Fernández (batería), el plato empezó a cocinarse. Los temas los compuse yo, ya que para encarar la ‘personalidad’ de una banda nueva hay que tener, creo, una idea clara, y una actitud sonoro-visual-conceptual que sea fresca y definida. Ahora que ya nos conocemos bien, y que nuestro planeta tiene un nombre y una topografía, el estado actual de nuestro planeta nos brinda amplio material para las letras.
 
¿Cómo surge la idea de hacer un programa de radio? ¿Seguís conservando la colección de discos que tu hermano te traía cuando trabajaba en una disquería?
Mis vinilos, y los que eran de Luca y de Claudia, conviven (casi como hijitos) en mi casa y suenan en Parcialmente Nublado, mi esporádico programa radial, que actualmente sale los viernes de 19 a 20 en FM 95.1 El Grito! (http://elgrito.radioteca.net), en Los Hornillos, Cordoba. El programa nació cuando Mario Ferrarese me ofreció total libertad para el programa en su singular emisora, hace varios años ya. Después se mudó a radio Universidad de la Plata por 3 años, antes de volver a Traslasierra, via Hurlingham. En verdad, un ‘viaje’.

Hablando de tu programa, ¿qué música estás escuchando ahora y recomendás a nuestros lectores?
El programa es de música algo insólita... Cosas que me gustan desde años y alguna novedad con la cual me cruzo. Y lo digo casi literalmente ya que Parcialmente Nublado, se ocupa bastante de músicos que 'descubro' tocando en la calle o en lugares insólitos. Hay música increíble en la calle. Música cautivante, variada… Viva.
En Roma descubrí a los Funkallisto, en Buenos Aires a los Rootsteady, y en muchos otros lados a bandas o solistas muy valiosos. Por supuesto, mucho más estimulantes que la comida procesada y sinsabor que proponen las discográficas.
Pero mis gustos son amplios. Lo bueno sobrevive al pasar del tiempo.
Artistas como Nick Drake, Lou Reed, Bowie, Iggy Pop, Franco Battiato, Brian Eno, Zappa siguen iluminando...
Bandas como Magazine, The Byrds, Wire, Beatles, Ramones, Captain Beefheart, King Crimson y otras cien, también.
¿Sumo?  ¡Un planeta solo para ellos! La Manzana Cromática Protoplasmática.

OPINIONES Y REFLEXIONES DESDE LOS VALLES…
 
¿Por qué decidiste radicarte en Argentina, varios años después de la muerte de Luca?
Porqué tuve un hijo de una mujer argentina. Luego nuestra relación se quebró en Roma y ella se llevó a mi hijo a la Patagonia. Esto selló mi destino, ‘argentinizándome’, ya que necesitaba verlo y no quería seguir de soltero/actor en Europa (con toda la plata que ganaba ahí, etc…).

¿Y por qué elegiste vivir en Córdoba y no en Buenos Aires?
Me encantan las sierras, los pájaros, la luz el agua y la magia de Traslasierra. Aparte, ¡ya viví 10 años en Buenos Aires! Necesitaba tener vida, experiencias, locura y rock. Necesitaba trabajar y conocer gente. Recién pude venir a vivir full time a Traslasierra, Córdoba, con mi segunda mujer argentina y mis dos hijitos: Catalina de 11 años y Calisto de 3. Mi hijo mayor, Homero, ya tiene 19 y ahora vive y estudia en Córdoba Capital, pero nos vemos.

¿Y cómo crees que te fue cambiando la paternidad a nivel artístico y personal?
Cada paternidad me ha cambiado... o mejor dicho, me ha encontrado en un momento distinto de mi vida, y me ha modificado. ¡Gracias a Dios!
En Europa no tienen más hijos porqué... ¡salen caros! Gastás plata en criarlos, y no en vacaciones en Tailandia, por ejemplo... El nivel de egoísmo consumista es tan enorme que se ha comido a la gente viva. Horrible.
Gracias a mis hijos, y al total desequilibrio de Argentina, me siento vivo. Y capaz de crear y de criar.  Y si esto no es libertad, ¡¿qué es..?!
  
Pareces un tipo hiperactivo, ¿te preocupan esos momentos en que no estás grabando o craneando un nuevo proyecto?
Esto no me preocupa. Largos periodos de aparente inactividad creativa son muy necesarios. He aprendido a domar mi impaciencia, mi adrenalina.  Me ocupo de mi familia, de mi rutina. Miro, escucho y pienso. Como, duermo. No tenemos TV.
Cuando llega el momento soy un torbellino de actividad. Soy muy 'enfocado'.  Sé por qué hago lo que hago. Confío en mi instinto, en lo que mi cuerpo/corazón/cerebro (¿será esto El Alma?) ha estado masticando y digiriendo desde meses. Ya se está asomando otro periodo de gran actividad.

¿Qué opinas acerca del rock como forma de expresión en la actualidad?
Para mí el rock sigue siendo una gran forma de expresión. Es más directo, fácil y realmente democrático que publicar un libro o hacer una peli. Pero todo está muy contaminado por el dinero y el ego del ser humano, y el rock mismo está sofocado, banalizado, ahogado en un mar de música trash, estereotipada. El rock ya es una séquela de convenciones. Ahora todos actúan de ’rockeros’… ¡Porque no es fácil no hacerlo! La imagen nos ha devorado. Sin embargo, hay que tener ideas y, lo más importante, integridad. Creer en lo que decís, cantás, hacés…

¿Pero te gusta algo del rock argentino actual?

Algo sí. Pero acá el género rock sufre mucho de falta de coraje, imaginación, ‘locura’ (como diría Luca)… En fin, puede ser… Comprendo lo que quería decir Luca. Hay falta de modestia. Yo sé cómo son los ingleses, ellos tienen modestia y garras, admiran a lo bueno y compiten sanamente, pero admiran. Acá no. Todos se piensan top…y casi nunca son nada. Por otro lado, el hecho que haya miles y miles de bandas, chaboncitos dando vuelta con sus bajos y guitarras en fundas por la ciudad, me llena de esperanza, y de alegría. Porque hacen música, se juntan, sueñan, se copan... ¡Pero comparten vida! Eso sí, el 99% de los que cantan, son muy flojos. ¿¿Por qué será??

¿Y cuál es tu opinión del cine argentino? ¿Qué te gusta y que no?
El Cine Argentino es algo tibio. Historias mínimas….justamente, esto es lo que se ve. Sin embargo, he visto varias películas que me han gustado, ojo…. Me gusta el cine de Cohn y Duprat, Sorín, y me gustó muchísimo El Asaltante, una película muy under, y Buena Vida Delivery. De cualquier forma, creo que su fuerza está en los documentales. En este campo me pareció buenísima El Etnógrafo, entre otras. Otra vez, falta una voz segura de su talento, de su mensaje original. Es raro.
 
¿Cuál es tu opinión acerca del presente socio-cultural de la Argentina?
El presente argentino es tan difícil de descifrar en tiempo real como todo presente mundial. Vivimos tan desorientados y confundidos... intentando agarrarnos a ideas y/o actitudes fuertes... que aceptar que todo ya es una locura se hace difícil. Pero las paradojas ya nos golpean como ráfagas de un viento muy insistente. El ruido es enorme. 
De alguna manera el "babble" del idioma inglés, que traducido sería 'insistente palabrerío' nos ha enloquecido. El ruido es Babilonia... o Babble on you!
En Traslasierra, donde vivo, no se escucha tan fuerte... pero hoy nadie puede seguir haciéndose el boludo. Ni los 'globoludos'.

¿Qué pensás acerca de la piratería, y las nuevas formas de ver y consumir música y filmes que tiene la gente a través del uso de internet?

En verdad, los Piratas son otros. Son los que mandan desde años: MGM, EMI, CBS, Paramount, BMG, DOLBY….y lo loco es que muchos de ellos son ex -pendejos hippies que ahora son viejos ‘conservadores’ preocupados de mantener sus cuentas en constante overflow. Qué se vayan a cagar con sus falsos moralismos. Yo creo que un artista es un ser generoso. Tiene que cobrar para el show ‘en vivo’, y puede pedir una forma de limosna dignitosa para el disco que vende… Porque una vez que la canción existe, así como vino (de la nada) vuela libre como pájaro suelto. Ya los tiempos de todos los Rod Stewart y los Jimmy Page con sus aviones privados son historia. No seamos infantiles. Por eso mi nuevo disco será gratis… O casi… Veamos cómo puedo hacer para que haya un mínimo de justicia… (risas) Pero esta es la revolución. ¡Un intercambio gratis de talentos y capacidades!

¿En qué proyectos estás metido ahora?
Romapagana sigue y está más encendida que nunca. Entre una fecha a fin de septiembre en el querido antro del rock que es el Salón Pueyrredón, en Buenos Aires, y un show en Montevideo, a mitad de octubre tenemos el lanzamiento de Vívido,
nuestro primer disco 'live'. Un registro que representa muy bien a la banda, ya que somos animales nocturnos urbanos, y desatamos nuestros diablitos y fantasmas en vivo.
No puedo separar el fluido creativo en segmentos, creo que entre esporádicas pero intensas apariciones de mi banda también he mechado noches de Pájaros, un espectáculo/encuentro con el público, en donde canto y cuento la curiosa historia de la familia Prodan. Es un viaje de unas dos o tres horas que acompaña el público por los laberintos de China, Londres, Roma, Escocia, Túnez... y la mente humana. No es solo sobre Luca -aunque su brillo protagoniza la noche por razones obvias-, porque toda la familia es la que crea el marco del mito.
Además, también estoy dirigiendo una obrita de teatro que se llama IMARCA / El negocio del Diluvio. La disfruto mucho y me permite despuntar el vicio de ser director, por supuesto...
Otra cosa que estuve haciendo es grabar unas 80 canciones muy variadas, con la consigna de que salgan de manera espontánea y sorpresiva hasta para mí. Fatti Spontanei/ Hechos Espontáneos / Sounds Spontaneous es un pendrive lleno de temas, servido adentro de una pequeña obra de un artesano/a que admiro. Lo regalo. Si alguien lo quiere, me puede escribir en mi Facebook o por mail (andrea.prodan@gmail.com) Modestamente, es un proyecto un poco revolucionario, en concepto y formato.

¿Y qué otra cosa te gustaría hacer?
Bueno, creo que soy un sobreviviente muy afortunado, y gracias a Luca, y un poco a mi propia vida, he aprendido a tener fe en mi libertad, y en las grandes ventajas que ésta me ha permitido tener en mi vida, sin dejarme vencer por el miedo. Tratá de hacer lo que te gusta realmente, ¡y la felicidad estará siempre contigo! El 'éxito' para mí es esto... ¡nada más!

Emiliano Acevedo



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