sábado, 6 de agosto de 2016

RAY MANZAREK: Alto, rubio y con un órgano Vox Continental...



Dibujo: Ariel Tenorio (www.ccelrock.blogspot.com.ar)

Transcurría agosto de 1965 cuando Jim Morrison y Ray Manzarek –dos ex estudiantes de cine en la UCLA- se reencontraron en las playas de Venice, California. Ese día ambos muchachos se sentaron sobre la arena mientras Jim le cantaba tímidamente a Ray los versos de “Moonlight Drive”, una de las primeras canciones que aquel había escrito. Se dice que Manzarek le dijo a Morrison: Hey, esas son las mejores letras de rock que he oído en mi vida. Formemos una banda y ganémonos un millón de dólares”. Ya sabemos lo que vino después. Nada más y nada menos que el nacimiento de uno de los grupos más importantes e influyentes de la historia del rockThe Doors

Sin embargo, está claro que la figura de Manzarek sobrepasa al mero hecho de haber fundado el grupo con Morrison, porque nada hubiese sido igual en la trayectoria del grupo sin la presencia de este rubio tecladista. Creador de un sonido único -a partir de su órgano Vox Continental- en el que Ray mixturaba su bagaje musical, que incluía su familiaridad con el blues y el jazz de su natal Chicago, así como su afición a la culta música clásica, a la que nunca abandonó.

Sin dudas, desde sus inicios, el sonido de The Doors era totalmente distinto al resto de los grupos contemporáneos del rock norteamericano, además de no deberle nada a la influencia de los grupos ingleses. Porque la suya era una música inédita, oscura, atrapante; con unas letras complejas, abiertas a múltiples significados, que, a partir de las resonancias de los antiguos mitos y leyendas de la lírica poética, se adentraban en el subconsciente del hombre metropolitano moderno y en sus más profundos miedos. 

Además, aunque la omnipresencia de Morrison -uno de los frontmen más carismáticos que haya pisado jamás un escenario- se haya comido al resto de los integrantes del grupo, es indiscutible la valía de éstos, por ser hábiles apuntaladores del histrionismo teatral, descarado y sexy del vocalista, generando una química sin par en la que el hechizante guitarrista Robbie Krieger mostraba toda su sabiduría flamenca, tocando la eléctrica sin púa, pulsando las cuerdas con sus dedos; mientras que John Densmore, a partir de su herencia jazzera, dibujaba fantasía con sus tambores y platillos, combinando climas sutiles con otros tenebrosos. En lo que respecta a Ray Manzarek, su virtud es la de haber creado un sonido hipnótico de órgano, y melodías fantasmales de oscura psicodelia, que encarnaron el alma musical del grupo. En este punto es necesario citar a Marilyn Manson –fan confeso de los Doors-, quien dejó una perfecta definición de la importancia de Manzarek: En los Doors, muchas veces la música no tenía nada que ver con la letra. El teclado unificaba todo. La mayoría de las bandas, si el tecladista se rompe un dedo, puede seguir adelante con el recital. Los Doors no.”

Descendiente de polacos inmigrados a Estados Unidos, Raymond Daniel Manczarek (así con “c”, como originalmente se escribía su apellido) había nacido el 12 de febrero de 1939, en Chicago, Illinois. Ray no tuvo una formación musical propiamente académica, pero sí tomó clases particulares de piano desde la niñez gracias al empeño de sus padres, quienes le compraron un piano de estudio y contrataron a Bruno Micelotti, un profesor europeo, para que le enseñara a tocar. Luego de continuar su aprendizaje con otros profesores, se le abriría todo el universo de la música clásica europea, para más tarde ampliar su bagaje con el blues, que empezó a escuchar en los discos que su familia compraba en Maxwell Street.

De cualquier forma, casi termina dejando la música en un segundo plano en su afán de desarrollarse como un jugador profesional de básquet. Sin embargo, una pelea con su entrenador, acerca de la posición que Ray debía ocupar en el equipo, lo haría abandonar la práctica del deporte, cuando tenía 16 años. Luego de terminar la secundaria, Manzarek estudió Ciencias Económicas en la universidad, a la par que continuaba tocando en algunos eventos musicales. Paradójicamente, será su paso por la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), durante 1962 y 1965, lo que provocará que Manzarek se decidiese a encarar full time su actividad musical, ya que estudiando la Licenciatura en Cine conocerá a Jim Morrison, un excéntrico e inconstante estudiante de esa misma carrera. También en la UCLA, Ray conoció al amor de su vida, Dorothy Fujikawa, con quien se terminaría casando.

Si bien Manzarek Morrison se conocían por compartir cursos en la UCLA –incluso, una vez Ray lo había invitado a Jim a acompañar en su grupo, Rick & The Ravens, en un par de conciertos- será ese encuentro casual de Morrison Manzarek en las playas de Venice, el que cambiaría el futuro de ambos. Rápidamente, Ray invitó a Jim a que se mudara a su casa y así comenzaron a trabajar juntos. Sin embargo, al resto al resto de los integrantes de la banda de Ray no les gustaron las ideas de Morrison y se fueron, por lo que Manzarek llamó a unos compañeros de meditación, Robby Krieger John Densmore, ambos provenientes de The Psichedelic Rangers, para unírseles. The Doors ya era una fascinante realidad.

De movida nomás, entre tantos contrastes, llamó la atención de que éste fuera un grupo sin bajista, ya que Manzarek era el encargado de tocar en escena las partes del bajo en un piano Fender Rhodes. Sin embargo, esta “carencia” se volvió una marca registrada de la casa y potenció la importancia de Ray, quien dio rienda suelta a toda su calidad musical, demostrando que le sobraba paño para hacer al mismo tiempo tanto sus melodías arabescas como esas precisas bases que eran necesarias para armonizar la música del grupo, en consonancia con el ritmo de la batería de Densmore. Solamente en el estudio utilizaban bajistas sesionistas, pero debido a que el sonido de bajo del Fender Rhodes no podía ser registrado en forma óptima.

No obstante,  si algo define el sonido de Manzarek es su uso del órgano Vox Continental, un instrumento usado por muchas otras bandas psicodélicas de mediados de los 60. Más tarde, Manzarek tocaría un Gibson G-101 Kalamazoo –un órgano parecido al Farfisa- porque las teclas de plástico del Vox se le rompían frecuentemente durante los shows.

En lo que respecta a la grabación de los discos de los Doors, este sonido tan especial de Manzarek adquiere especial importancia en varios clásicos del primer álbum como “Light My Fire”, “Soul Kitchen” o “Break On Through”; pero será su espectacular performance en ese polémico tour de force llamado “The End” la que subirá el listón, mostrando todo su talento musical inimitable, en una interminable procesión oscura e hipnótica. Otra cosa para destacar en ese opus inicial es que debido a la insistencia del propio Manzarek se incluyó en el álbum una versión de “Alabama Song”, una canción tomada de la célebre “Ópera de los Tres Centavos”, de Kurt Weil y Bertolt Brecht, a la que el tecladista había llegado a través de su fascinación por el cine alemán de la preguerra.

En el segundo disco, Strange DaysManzarek sería fundamental en los experimentos iniciales del grupo con los sintetizadores primitivos en la canción que le da nombre al álbum, así como por aportar su sutil clavicordio eléctrico en “People Are Strange”. Además, su intuición musical quedó demostrada en una de las mejores canciones del disco, la citada “Moonlight Drive”, que terminó de redondearse, gracias a una atinada propuesta de Manzarek, por utilizar un ritmo de 2/4, como si fuera un tango, después de muchos días de ensayar otras opciones rítmicas.

Luego de grabar los no tan exitosos Waiting for the Sun (que incluye una de las canciones preferidas de Ray: la sutil “The River Knows”) y The Soft Parade (que contiene algunos de los más complejos temas, en lo referido a los arreglos musicales, que jamás haya hecho el grupo), The Doors vuelve a remontar vuelo con Morrison Hotel y L.A. Woman. En éste último álbum, la imaginación de Manzarek lo lleva a componer la música del tema “Hyacynth House” a partir de los acordes de la célebre “Polonesa” de Chopin, dando a conocer el primigenio amor del tecladista por la música clásica del Viejo Continente. Lamentablemente, con la muerte de Jim Morrison en París, en julio de 1971, se cierne la tragedia sobre el grupo, que queda herido de muerte. 

Sin embargo, los tres integrantes restantes, sorprenden a propios y ajenos cuando deciden seguir adelante y editan su séptimo disco, Other Voices, en ese mismo año. Así, Manzarek Krieger se hacen cargo de las voces. Para Ray cantar no era algo nuevo ya que anteriormente había puesto su voz en “Close to You”, un tema registrado en vivo en el disco Absolutely Live, y en "You Need Meat (Don't Go No Further)”, el lado B de “Love Her Madly”. En Other Voices, la música de los Doors seguía siendo buena, pero la magia parecía haberse esfumado irremediablemente. Tan solo se destacan un par de temas. En especial, “Tightrope Ride”, un corte que había quedado afuera de L. A. Woman-, y muy especialmente “Ships With Sails”, una joyita que merecería ser parte de lo mejor del repertorio desconocido de The Doors. En esta climática canción se luce especialmente Manzarek, tanto en voz como en teclados, redondeando una performance excelente que se acerca al sonido latino de Santana. Sin embargo, sin Morrison no era lo mismo, y, a pesar de sus buenas intenciones, Other Voices fue un fracaso. Algo parecido sucedería con Full Circle, editado en 1972, un disco aún más mediocre que contiene temas con letras insólitas y ridículas como “The Peking King and the New York Queen” o el inefable “The Mosquito”. Increíblemente, éste último –debido a su letra mejicaneada- fue un éxito en varios países de habla hispana. Incluso en Argentina, en donde fue uno de los primeros temas conocidos de los Doors, ya que se bailaba mucho en boliches de onda como Mau Mau.

Después del fracaso de Full CircleManzarek, Krieger Densmore se rinden y emprenden caminos separados. En el caso del tecladista, luego de la separación de los Doors, toco en varios grupos, como Nite Cite. Sin embargo, se establecerá principalmente como solista iniciando una larga serie de álbumes bastantes respetables que muestran su ecléctico interés musical, transitando géneros como el jazz, blues, funk y la new age. También, durante los 80 y 90, Manzarek filma un par de videos clips y documentales con la música del grupo, además de colaborar en diversos trabajos con otros músicos como el guitarrista blusero Roy Rogers y el trompetista polaco Piotr Bal; así como con el poeta Michael McClure, y el compositor Bruce Hanifan. Otro de sus grandes trabajos fue la adaptación rock de Carmina Burana, de Carl Orff, junto al famoso compositor contemporáneo Philip Glass. También tocó con Iggy Pop, Echo & the Bunnymen; y produjo el álbum debut de X, una banda punk californiana, en donde también colaboró tocando teclados.

En 1991 se estrena la película The Doors, de Oliver Stone, que reactualiza la leyenda del grupo, haciéndolo visible para una nueva generación de fans del rock. Sin embargo, todos los sobrevivientes del grupo se sintieron en desacuerdo con el filme y con el guion de Stone, a pesar de haber colaborado con él durante la preproducción de esta película. Quizás sea por eso que en 1998 Manzarek decide escribir sus memorias, Light My Fire: My Life with The Doors, para dar a conocer su propia visión del mito. Esta no sería la última puesta a punto del legado de la banda, porque en los años 2000 Manzarek junto a Krieger deciden volver a interpretar en vivo los éxitos del grupo, realizando giras internacionales, utilizando a los servicios de Ian Astbury (ex miembro de The Cult) como vocalista. John Densmore no fue de la partida. 

El nombre original de esta agrupación era The Doors of the 21st Century, y llamándose así brindaron conciertos durante aproximadamente cuatro años (2002-2005). Fue con esta propuesta musical, en 2004, que se presentaron por primera vez en nuestro país brindando un excitante show en la cancha de Vélez, durante una jornada casi tan anárquica y descontrolada como las de las legendarias presentaciones de los Doors en los 60, debido al accionar de una multitud de espectadores de las tribunas populares y plateas, quienes, en forma inopinada, apenas se apagaron las luces del estadio, invadieron el sector del campo VIP, desatando una batahola. Manzarek Krieger volverían a tocar en Argentina en abril de 2008, esta vez en el Luna Park, pero con otro cantante, Brett Scallions, quien reemplazó a Astbury, luego de que éste volviera a The Cult. Para ese entonces, ya habían tenido que modificar el nombre del grupo tras perder un litigio judicial efectuado por Densmore y la familia Morrison, pasando a llamarse Riders on the Storm.

Estos son algunos de los eventos principales de la vida de Ray Manzarek, un hombre inmenso, jovial, y que siempre aparentó varios años menos de los que en verdad tenía. Por eso, ningún fan de los Doors pudo dejar de sorprenderse -y entristecerse- cuando el 20 de mayo de 2013 se enteraron de su fallecimiento, en un hospital en Alemania, tras una larga lucha contra un cáncer de estómago. Por eso, ¿qué más haría falta agregar a lo ya dicho? Tan solo, un agradecimiento eterno hacia este músico talentoso e irrepetible, todo un símbolo de la generación de los 60, cuya música seguirá sonando en millones de parlantes. Quizás ya esté improvisando una zapada en los campos de Marte junto a su amigo Jim. Who knows?

Emiliano Acevedo


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