lunes, 23 de mayo de 2016

ROXY MUSIC: Estetas del glam decadente...



Roxy Music hizo que la música fuera algo realmente cool y sexy, y lo hicieron sin ser virtuosos elitistas. Eran muy frescos, muy modernos –especialmente en cuanto a la carga electrónica de su sonido- pero a la vez, su música evocaba un pasado romántico, con el que Inglaterra parecía estar obsesionada. En su primer álbum, se oyen ecos de la música de la Segunda Guerra Mundial, del swing y de Glenn Miller. Pero todo eso mezclado de tal manera que la música parecía terriblemente nueva.” (John Taylor

Exacto. Estas palabras del bajista de Duran Duran definen casi a la perfección lo que significó en la música rock de los 70 la banda liderada por Bryan Ferry, y más teniendo en cuenta como influenciarían luego a toda una nueva generación de músicos, incluidos los mismisimos Duranies. Porque con su sonido decadente, romántico y glam; Roxy Music se anticiparía a varios estilos. De la música electrónica a los new romantics, además del punk y la new wave; todos algo le robaron. En sí, Roxy Music era el paradigma del llamado art rock. Un grupo innovador, apoyado en la elegante ironía de Ferry, y su forma de cantar como si fuera un crooner de la vieja estirpe, tipo Bing Crosby o Dean Martin. Además, Roxy Music era la rara avis de su época porque sus características vanguardistas sobrepasaban al mundo del glam


Para lograr esto, Ferry había formado un verdadero Dream Team: Brian Eno -sin dudas, el más importante de todos-, un andrógino conocedor de los sonidos electrónicos. El saxofonista Andy Mackay, un tipo que había estudiado música electrónica con John Cage. Phil Manzanera, un guitarrista de excepción e hijo de cubanos opositores a Fidel Castro. Y por último, el baterista Paul Thompson, quizás el menos vistoso de los cinco. Esta sería la formación que grabaría el primer álbum homónimo del grupo en 1972. De movida nomás, con esa impactante portada –la primera de una larga serie eminentemente femenina- protagonizada por una modelo extrañamente parecida a nuestra Ruth Infarinato, cualquier desprevenido se daba cuenta de que este era un disco pretencioso. Además, incluía el primer clásico del grupo: “Virginia Plain”, un temazo que arrasaría las listas de éxitos en el Reino Unido. Era una música nueva, fresca, ¡qué hasta se podía bailar! Porque, a pesar de ser contemporáneos del mejor momento de grupos progresivos como Pink Floyd o Yes, así como del hard rock de Black Sabbath, el modelo retro-chic bailable de Roxy Music sería un suceso en Europa -donde tuvieron éxito instantáneo- aunque no tanto en el riguroso mercado norteamericano, que no entendió el chiste de Ferry y compañía.

También, ese primer disco contenía varios temas brillantes y desbocados como “Re-make/Re-model” (casi un proto cut and copy), por no hablar del genial “Ladytron”, “If There Something” o el curioso medley “The Bob”. Una producción repleta de melodías pegajosas y molestas, en donde Ferry canta como si fuera un vampiro melancólico sediento de placer; Eno juega con los sonidos sintetizados, transformándolos en cálidas capas sónicas desfasadas; Manzanera toca la guitarra como ningún otro guitarrista, de manera impredecible y filosa; y el saxo de Mackay dinamita los clichés rocanroleros, poniendo de cabeza al género hasta acercarlo a los sonidos del Rhythm and Blues o la mismísima música atonal. Además, este disco estaba producido por Pete Sinfield, mentor, exletrista e iluminador de King Crimson, nada menos. En resumen, un álbum que generaba cualquier cosa menos indiferencia. 


Lamentablemente, esta primera formación de Roxy Music no duraría mucho. Porque el celoso Ferry, al sentir amenazado su liderazgo por ese peligroso opositor que veía encarnado en la figura de Eno, expulsaría al blondo tecladista –y futuro productor de excepción-, poco después del segundo álbum del grupo, For You Pleasure (1973). Luego de esto, la banda editaría varios discazos más como Country Life (1974), Siren (1975), Manifiesto (1979), Flesh and Blood (1980) y, sobre todo, Avalon (1982). Esa sería la era dorada de Roxy Music, pero ya casi devenido en una banda de acompañamiento obediente a los caprichos artísticos de Ferry, y que poco tenía que ver con el grupo inicial. De ese, nos queda el legado de decadencia sumamente calculada plasmado en este primer Roxy Music. Otra de esas obras destacadas del rock que se transforman en signo de sus tiempos.

Emiliano Acevedo



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