jueves, 7 de enero de 2016

RATA BLANCA: Aquel legendario álbum debut...



Sin dudas, Rata Blanca sacudió la escena rockera argentina con su álbum debut homónimo, en 1988, cuando el pop reinaba –con  Soda Stereo y Charly García, entre varios nombres-, y el gobierno de Raúl Alfonsín se caía a pedazos, entre tempestades económicas y sociopolíticas.  Fue la música de este nuevo grupo al que tomó desprevenido al público del rock local, poco acostumbrado al heavy metal clásico. Hasta ese momento nunca se había visto en nuestro país una banda que combinara tan bien la potencia y ritmo con las estructuras armónicas y melódicas de la música clásica, en sintonía con las obras de Bach, Vivaldi, Mozart o Beethoven. Y es que la entrada en escena del guitarrista Walter Giardino marcaría un antes y un después en el rock pesado argentino, con su alarde de técnica singular que daba cuenta de su admiración hacia Ritchie Blackmore, pero dentro de un grupo que –al menos en este primer disco- estaba muy lejos de ser una mera fotocopia de Deep Purple, ya que en su música también se podían rastrear influencias de Helloween, Rainbow, Iron Maiden, Judas Priest  y Accept. Porque aunque temas como “La Misma Mujer”, “Solo para amarte”, “El sueño de la gitana” o “Preludio obsesivo”, tomen como influencia fundamental el sonido de Deep Purple; en otras composiciones como “Chico callejero”, “Gente del Sur”, “La misma mujer” o “Rompe el hechizo”, el grupo se demarca de la música del grupo inglés, desarrollando una labor creativa original y muy personal, mucho más emparentada con el sonido hard de los 80.
Sin dudas, un combo mortal que incluía innumerables solos rápidos de guitarra en armonía con las vocalizaciones agudísimas del gran Saúl Blanch; y un grupo que sonaba afilado y demoledor.

UN LARGO Y DIFICIL CAMINO
Aunque fue editado en 1988, la génesis de Rata Blanca se sitúa dos años antes, en 1986, cuando Giardino abandona V8, argumentando diferencias musicales con el grupo liderado por Ricardo Iorio y Beto Zamarbide, ya que ahí no iba a poder desarrollar el material que había estado componiendo. Debido a que Walter era consciente de que el panorama del rock pesado argentino estaba atravesando uno de sus peores momentos (casi no se editaban álbumes de ese estilo), decide grabar un demo con sus composiciones, porque pensaba que le servirían como carta de presentación en el extranjero, ya que había pensado en emigrar del país. Para esto llama al ex baterista de V8, Gustavo Rowek, para que lo ayude a grabarlo junto a otros músicos. En ese demo primigenio estaban "Chico Callejero""Gente del Sur""Rompe el Hechizo" y "La Bruja Blanca", tres de los temas que luego se incluirían en el futuro álbum debut de Rata Blanca. Como el demo les había gustado mucho, Giardino y Rowek deciden iniciar un nuevo proyecto y convocan al bajista Guillermo Sánchez, al guitarrista Sergio Berdichevsky, y al vocalista Rodolfo Cava. Había nacido Rata Blanca. Sin embargo, rápidamente, Cava abandona el grupo y es reemplazado por Saúl Blanch, que venía de Plus.

Así transcurrieron los dos primeros años de la historia de Rata, entre largos ensayos, para ir puliendo su pretensioso y complejo material, mientras realizaban algún que otro show aislado, hasta que Saúl Blanch decide irse de banda. Según sus propias palabras, veía que el grupo tenía buenas intenciones, que las ideas y el repertorio eran de su agrado, pero que la cosa distaba mucho de estar bien armada, y que él necesitaba formar parte de un proyecto seguro, con continuidad y proyección. Hay que recordar que Blanch era diez años mayor que el resto de los músicos de Rata Blanca, y como tenía una familia a la que mantener, necesitaba estar en un grupo más consolidado para estar tranquilo a la hora de ganarse la vida. Hasta ese momento las presentaciones de la banda se hacían a pulmón y no dejaban ganancias. Sin embargo, luego de probar infructuosamente a otros tres cantantes, cuando el grupo recibe finalmente una oferta de Polygram para grabar su primer disco, deciden convocar de nuevo a Blanch, porque éste ya conocía todos los temas de ese primer repertorio. Finalmente pudo editarse el álbum, pero luego de un par de recitales más, Blanch volvió a irse, una vez que el grupo consiguió a Adrian Barilari como su sustituto.

UN ÁLBUM MÁGICO
Rata Blanca empezaba con “La misma mujer”, con un colchón de teclados prog, y la entrada de las guitarras junto al falsete de Blanch. Sin dudas, un tema zigzagueante, fuerte y atractivo; con una música emparentada a la de Purple y Rainbow, más una letra sugestiva con hondo contenido sensual. Un gran comienzo que da paso a “Sólo para amarte”, otro rock potente, con influencias de Iron Maiden, en donde la letra habla del ansia imparable de un hombre sediento por el amor de una mujer. Cuenta con otra brillante performance vocal de Saúl Blanch. “Gente del sur” es un tema curioso, no tanto por su música sino por su letra, que habla de una temática que puede emparentarse con la realidad de un ex combatiente de la Guerra de Malvinas. Nada que ver con “Rompe el hechizo”, otro rock memorable, vertiginoso, calenturiento y potente en donde Blanch realiza una labor descollante. Por no hablar del solo de guitarra devastador de Giardino, que aún hoy sorprende a cualquier oyente neófito o desprevenido.

El viejo Lado 2 de la edición en vinilo de Rata Blanca empezaba con “El sueño de la gitana”, uno de los primeros éxitos del grupo, y una de sus canciones más populares y clásicas hasta la actualidad. En este tema Saúl Blanch le canta a una mujer que, según la letra, sólo ella podría calmar su dolor y darle fuerzas. Un tema muy bien logrado, hitero, que ya tenía el sonido neoclásico que se volvería marca registrada del grupo a partir del siguiente álbum, Magos, Espadas y Rosas, en especial en clásicos como “La Leyenda del Hada y el Mago”.               
Otro hit del debut de Rata Blanca fue “Chico callejero”, uno de los poquísimos temas de esta etapa del grupo que traía una letra que hablaba acerca de una problemática de la vida “real”, vinculada al devenir de un joven bohemio e idealista, quien –desobedeciendo al sistema- decide dejar a su familia para vagar libremente, haciéndose cargo de su vida, en medio de los peligros de la represión, los vicios y la violencia.

El instrumental “Preludio Obsesivo” era otra brillante performance virtuosa de Giardino, demostrando todo su arsenal técnico en las seis cuerdas, para dar forma a un furibundo, barroco y extensísimo solo de guitarra, que es coronado por el acompañamiento de un inspirado final con un colchón de teclados.
Por su parte, “El último ataque”, con sus ocho minutos de duración, es uno de los mejores temas de toda la historia del grupo. Un tour de force memorable, zarpado, barroco y pretencioso, que contiene largos desarrollos instrumentales, cambios climáticos, y mucho espacio como para que cada uno de los integrantes del grupo se pudiera lucir. El álbum finalizaba con “Otoño medieval”, un bello instrumental barroco, en el que Giardino la descose con un conjunto de guitarras acústicas sobre grabadas –hasta imitando el sonido de una mandolina-, realizando una labor sutil que lo acercaba a la música medieval, sí, pero también, nuevamente, a su maestro Blackmore.

REPERCUSIÓN:
Cuando salió a la venta, en octubre de 1988, Rata Blanca superó rápidamente todas las expectativas, agotando varias ediciones, hasta llegar a vender más de 20.000 copias en los primeros siete meses. Temas como “El sueño de la gitana” se escuchaban mucho en la radio, incluso en aquellos programas no metaleros, mientras que “Chico Callejero” se convirtió en uno de los himnos de esta primera época de la banda. Por eso, a pesar de la posterior salida de Saúl Blanch, ya con la entrada de Adrián Barilari como vocalista definitivo, Rata empezaría a edificar una trayectoria larga, irregular, pero casi siempre exitosa, con la que llegan hasta el día de hoy. En donde, a pesar de haber cambiado tantas veces de integrantes, y haber afrontado mil y un vaivenes creativos, hasta se dieron el lujo de reunir a aquella primera formación legendaria del quinteto en 2013, para dar un merecido homenaje-celebración a ese álbum debut, a 25 años de su edición. Un momento único e irrepetible. Casi una burbuja en el tiempo…

Emiliano Acevedo


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